viernes, 1 de junio de 2007

Nuevamente II. JOP.

José todavía estaba allí. En todas las cosas que la rodeaban.
Incluso dentro de ella.
Habían pasado meses desde que lo vio por última vez y todavía una taza, un almanaque pegado en la heladera, las flores secas del jarrón, el mantelito verde agua, el aroma de la yerba mate húmeda o aquel maldito video con la risa lacerante, lo revivían con una brutalidad que no soportaba.
Alicia pasaba de la alegría a la tristeza sin transición alguna y se preguntaba una y mil veces por qué.
En el ocaso de los días o en los domingos por la tarde hasta el aire se le antojaba denso e irrespirable y la mirada se le nublaba de pronto. Y se ponía a llorar.
Incluso había descubierto nuevos surcos en su rostro que antes no tenía.
Y había llegado hasta aquí porque supuso que el tiempo lo aliviaría todo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

La descripción sencilla pero a la vez impregnada de muchísimos matices, intensidad y emociones en el ritual que sucede en un momento o varios de nuestras vidas.
El extrañar ¿será que se extrañan los rituales? ¿qué necesitamos de ellos para seguir construyendo nuestras vidas? ¿Habrá que elegir nuevos modalidades de rituales para no desear los que ya no están?. Siento que los rituales son necesarios y en este mundo cambiante se han perdido muchos de ellos. Pero también siento que: Renovarse es VIVIR!!!!