martes, 12 de junio de 2007

Un trío con Luigi. De un fotolog.


Hay ciertos corazones que tienen transitoriamente bloqueada la arteria que nutre el componente amoroso. Yo estaba preparado para mi cita romántica con el chico que tímidamente me ha tocado la mano en el cine y hasta me ha pedido permiso para darme un beso. Yo lo llamo cariñosamente Juan Costner, similitudes afortunadas en un catalán del Llobregat.
Una ventana bloqueada hace meses en el messenger, un saludo que me pregunta como me encuentro, una respuesta gastada y segura: "bien ¿y tu?", la logística se anticipó a los eufemismos, el arco del triunfo está muy cerca del paseo de gracia, Carlos ofrecía versatilidad, ojos azules, cuerpo delgado trabajado en el gimnasio, -el mismo al que yo asisto- y una buena dotación. Yo no sabía que ofrecer, y por ofrecer algo ofrecí mi presencia varonil.
La recepción en el piso del borne fue erótica desde el inicio, efectivamente un cuerpo delgado y agradable, desnudo y unos ojos azules que me miraban con intensidad. Unas manos hábiles y una boca presurosa que en menos de cinco minutos ya me habían desnudado y endurecido. Caricias que se prolongan, elogios a mis piernas fuertes, a la consistencia de mi erección, a mi boca húmeda. Yo no hacía más que dejar que mis sentidos despertaran, mi olfato despertaba a mi parte más animalesca, mis manos por el contrario eran la ternura viviente.
No es importante detallar caricias y acciones, nos las sabemos casi todas. Tal pareciera que en el sexo más que sabiduría y técnicas, lo que cuenta es estar presente en el momento, con todos los sentidos, con la máxima vitalidad.
Una pregunta que me sorprende, ¿te gustan los tríos?, mi respuesta es honesta, no lo se, no he participado en uno. Para decir la verdad completa he estado en un cuarteto, cuyo resultado fue pésimo, pero un trío nunca, un tanto por mi prejucio de que a un trío se llega por interés, hay uno al que deseas y otro al que aguantas. Quizás me equivoque en mi planteamiento. Mi primera experiencia de esta mañana no me ha confirmado mi teoría. "Luigi Baja". Literalmente. La expresión "los dioses bajando del Olimpo" siempre me ha gustado, esta mañana más, Luigi, y su descenso por la escalera semidesnudo, con una piel firme, una musculatura armoniosa, ningún grupo muscular se había reñido con otro, ¡y su sonrisa !. No hubo centímetro de piel que no fuese aprovechado, un concierto con tres ejecutores, una película con tres directores sin voz, tres actores implicados, tres historias que convergieron, un elogio a las hormonas como veleta y brújula. Una Barcelona que no deja de desprender sexo.
Las rayas de cocaína que ellos esnifaron no entran en mi historia.
Estoy listo para la cita amorosa de esta tarde, algo me dice que la arteria del sexo seguirá abierta en detrimento de la del amor.

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