jueves, 19 de agosto de 2010

La era del vacío

“…la soledad se ha convertido en un hecho, en una banalidad al igual que los gestos cotidianos. Las conciencias ya no se definen por el desgarramiento recíproco; el reconocimiento, el sentimiento de incomunicabilidad, el conflicto han dejado paso a la apatía y la propia intersubjetividad se encuentra abandonada. Después de la deserción social de los valores e instituciones, la relación con el Otro es la que sucumbe, según la misma lógica, al proceso de desencanto. El Yo ya no vive en un infierno poblado de egos rivales o despreciados, lo relacional se borra sin gritos, sin razón, en un desierto de autonomía y de neutralidad asfixiantes. La libertad, como la guerra, ha propagado el desierto, la extrañeza absoluta ante el otro”… “Así llegamos al final del desierto; previamente atomizado y separado, cada uno se hace agente activo del desierto, lo extiende y lo surca, incapaz de “vivir” el Otro. No contento con producir el aislamiento, el sistema engendra su deseo, deseo imposible que una vez conseguido, resulta intolerable: cada uno exige estar solo, cada vez más solo y simultáneamente, no se soporta a sí mismo, cara a cara. Aquí el desierto ya no tiene ni principio ni fin.” 
                         
Guilles Lipovetsky                                            

1 comentario:

Angeles dijo...

Hace días que paso por aquí y siempre obtengo el mismo resultado, me doy de narices con el vacio.
Los vacios solo pueden tener una utilidad y no es otra, que la de llenarlos; se me ocurren unas cuantas cosas para hacerlo.
Besos, sonrisas, miradas, caricias, suspiros, retazos de nubes, agua fresca, briznas de hierba, amaneceres y atardeceres, poemas, libros enormes con muchas páginas llenas de pasión y sentimientos, aleteos de mariposas, perfumes, fragancias y aromas, lluvia, flores, lunas y soles, ternura, pasión, música, charlas, cafés y copas de vino, dulces, palabras, silencios que hablan, sueños, risas, olas y caracolas, castillos de arena, chocolate caliente, olor a especias, olor a la tierra cuando llueve, enormes copos de nieve, fuentes y gatos en el tejado, ladridos de perros, cantos de pájaros, abrazos, confidencias, secretos compartidos, fuegos artificiales, lápices de colores, caracolas con el mar dentro, luces, infusiones calientes, helados muy fríos, orquestas de barrio, sesudas obras de teatro y películas inolvidables, el olor de un buen guiso, las risas de los niños, canciones de cuna, de amor, tristes y alegres, aves del paraíso, islas desiertas, oasis, mercados orientales….

Más besos (Espero que quepan en el vacio)