viernes, 16 de enero de 2009

Soledades a contraluz

Cuéntame qué haces en las calles sin compañía transitando recónditos vértices de aceras perplejas y empañadas de sol.
Dime qué esperas en los rincones ocultos de la ciudad indiferente.
Escucharé los relegados anhelos y las frustraciones y los desamores y las carencias y la risa y las traiciones y el silencio y el sollozo.
Dime, qué esperas de mí.



2 comentarios:

Angeles dijo...

Si el relato se alargase, teniendo en cuenta que el último párrafo no es una pregunta, si no una petición; yo, continuaría con un poema como respuesta:

Fronteras

Fui la nube
y la lluvia
y el mar
y quiero ser la tarde
y la muralla
y tú.

Claribel Alegria


Pero, si se trata de entender el porque de la soledad que relatas, solo puedo imaginar a alguien que necesita desesperadamente encontrar algo a que agarrarse, para no acabar en el fondo del agua.


Besos (que nunca aprendieron a nadar)

JoP dijo...

Y si... el relato podría bien continuar como lo sugiere el poema.

Por otro lado, a veces en medio del desastre del Titanic, algún pequeño trozo de madera puede ayudar un poco.

Besos (que se que aprendieron a sujetarse como sea...)