viernes, 23 de mayo de 2008

Apuntes intempestivos. JOP.


Mirando mis manos esta noche tengo la rara sensación de estar conquistando, sobre la base de una simple actitud de vanidad mal disimulada, un territorio perdido. No hay razón aparente para el entorno cotidiano que pueda explicar los motivos ocultos del acto si no fuera porque en el silencio de mi mirada cómplice y risueña están los aromas y texturas de tu anatomía.
Tan extrañas son estas sensaciones que, por conocidas, no dejan de ser novedosas y, como un osado aventurero explorador que se interna en una frondosa y profunda selva, me sumerjo en esta estela de recuerdos. Porque por ahora, y tal vez por siempre, no habrá otra referencia plausible de tu existencia, y serán ellos los únicos testigos vivos de lo que oculto.
Desde temprano una imagen activa y palpitante, atrapante y ansiosa, anduvo deambulando por mis fosas nasales y en lo profundo del paladar dormido.
Resulta difícil de creer cómo lo inesperado puede entrar por la puerta o incluso por la ventana con el simple hecho de estar dispuesto a dejarse atravesar por ello. Inesperado arguye en contra de lo intencional o buscado; porque estar dispuesto en el sentido de ponerse a disposición de los acontecimientos entabla una relación vacilante y a la vez valerosa ante lo que puede suceder.
Si alguien me hubiera predicho hace dos meses atrás -por establecer arbitrariamente algún plazo temporal-, que hoy estaría observándome las manos con esta ansiedad contenida y anhelante, jadeante y sucia, esperanzada y confusa, promisoria y nostálgica, triunfante y condenada al fracaso al mismo tiempo, hubiera supuesto a quien me anticipara los acontecimientos de ahora, con toda franqueza, atrapado en los dominios de algún barbitúrico caducado o al borde de la demencia.
Las diademas que dejaste en los pliegues de mis costados y en la base de la nuca, estratégicamente escondidas a la vista de todos, constituyen galardones bien conquistados y hasta diría inconscientemente requeridos por mí en la batalla de las sábanas, para que perviva testimonio del combate decidido, como una gratificante y merecida herida de tu paso por mi piel.
No oculto que esto esta escrito para nadie y mucho menos para vos, quien es más que probable tenga la cabeza ocupada con otra cosa menos infantil y complicada; pero como todas estas palabras brotan como un haz luminoso que intenta enhebrar el grito escondido y desordenado que me habita, no tienen más propósito que el de aliviar la impensada tensión.
La noche es clara y turbulenta y no concibo un mañana. Elijo que no lo haya, porque cualquier acontecimiento que teja el devenir y que, piadosamente, nos involucre, en nada, y lo reitero para que quede bien claro, en nada, será significativamente igual a la intensidad de este sentimiento esperanzado y alegre que arremete desatado y golpea dentro de mí como un huracán azota las ventanas frágiles en las postrimerías de su vórtice.
Me guardo sí, para más adelante, para mis mañanas sin vos, un solo elemento: tu mirada deseosa, furiosamente animal y profundamente tierna a la vez, porque concibo en ella la verdadera naturaleza de tu ser.

4 comentarios:

SUSURU dijo...

me gusta venir a deleitarme a este espacio tan tuyo, que me llevan desde lo histórico y real, a lo mágico que tus propias palabras enlazan de un modo poético. Y en este texto siento que la voluptuosidad, el erotismo y ese mañana impredecible que se menciona son el eje de la temática que además la ilustrás con la foto que habla de lo que pueden omitir las palabras, si es que algo queda flotando en el aire.

Anónimo dijo...

la frase final es para marianito de socias!!! No jodamos!!

Sopa de Jazmin dijo...

Visceral, profundo, poético, como todos tus destellos. Espero que estés con mucha luz. Mi sitio de visitas bajó la persiana, era tiempo ya, pero abrí un "localcito" nuevo para no perder la identidad.
Un abrazo enoooorme. Gaby

JoP dijo...

Susuru: Bien dicho: Desde lo histórico y real a lo imaginativo... Queda en el lector pensar cuánto hay de cada cosa. O quizás no. Tal vez haya que quedarse con la sensación que produce el texto en cada uno.

Anónimo (o no tanto): Y siiiii... bien puede ser para Marianito...!

Gaby: Seguramente "la mudanza" obedezca a cambios y transformaciones. Ya andaré de visitas por allí. Abrazos.