viernes, 23 de diciembre de 2011

Nacho. by JoP





Esta es, incrédulos del mundo entero, una historia pequeña, simple y sin trascendencia, que puede suceder en cualquier rincón de cualquier ciudad del planeta. Pero por pequeña, sencilla e intrascendente, no podría juzgársela menos verídica.
Porque a veces la pulsión de vida encuentra resquicios por los que manifestarse, aquella noche después de mucho tiempo, decidí salir de casa.
Por esos avatares pre vacacionales en los que esta envuelta Buenos Aires en el mes de diciembre, la obra de teatro que tenía en mente había sido levantada de cartel hasta mediados de enero. Así fue que, frente a la boletería y en menos de un minuto, habían acabado mis planes. Pero estaba en la calle y como eso no era un acontecimiento menor, comencé a caminar sin rumbo.
No tenía hambre y porque estaba cansado ya de comer solo, aquello lo sentí como una bendición. Había tomado la costumbre de ir a comer a dos o tres lugares sencillos que conocía bien, y los había elegido, fundamentalmente, porque los empleados habían comprendido que debían evitar hacer cualquier tipo de referencia a la ausencia de otro comensal en mi mesa. Recuerdo que una vez hace mucho tiempo -a mi edad el ejercicio de recordar es el único realizado con eficiencia- en unas malogradas vacaciones, un camarero estuvo toda la noche alrededor mío improvisando cualquier tipo de conversación con tal de evitarme una cena en soledad. O aquella otra ocurrida en el transcurso de un viaje a una zona serrana, en que luego de haber caminado horas para llegar a un restaurante ubicado en la ladera de un cerro frente a un imponente lago, en una noche magnífica, la camarera, luego de verme ingresar solo al lugar, se acercó a la mesa trayendo dos menús.
La noche era clara y tiritaban azules los astros a lo lejos cuando recordé que a un par de cuadras de donde estaba había un lugar donde conseguir un ratito de compañía solía ser una empresa sencilla. Bajé las escaleras pagué la entrada y me sumergí en ese bizarro mundo de música, humo, sudor y gemidos dispersos. Estas cosas ya no eran como en mis tiempos cuando una mirada insinuante y un sencillo diálogo armaban algún tipo de lazo para saber si continuar o simplemente despedirse. Ahora por todos lados había hombres que iban y venían caminando, entrando y saliendo de gabinetes oscuros, a veces solos, otras acompañados. Sombras que se cruzaban y se perdían en un laberinto lóbrego y sinuoso para no volver a salir durante un largo rato.
Era gracioso ver, en medio de ese singular ajetreo, a un muchacho con la remera impresa con el nombre del antro, recorrer el lugar con una palita y una escoba levantando cualquier colilla de cigarrillo o papelito que encontraba en el piso, abstraído de todo lo que pasaba a su alrededor, con la obsesión y tenacidad de una hormiga obrera. A veces se veía obligado a hacer uso de una pequeña linterna que llevaba consigo incomodando a los deambulantes ocupados como estaban en actividades privadas.
Cansado de dar vueltas sin rumbo por esos pasillos que conducen siempre a ningún lugar, me acodé en una columna cuando unos ojos marrones, profundos y rasgados se cruzaron con los míos. Recuerdo que me sentí confundido porque no podía creer que aquel muchacho de pelo revuelto a la moda, pantalón ajustado y remera de mangas largas a rayas, espalda amplia y manos fuertes, estuviera mirándome. Me hice el desentendido. Y debo reconocer que aquella primera actitud resultó más producto de la incredulidad que a falta de práctica.
Sin dudarlo me deshice de su mirada y me senté en un rincón alejado pero sin entender cuándo ni cómo, vino directo hacia mí, me extendió la mano y me saludó. ¿Quién saluda extendiendo la mano en un lugar como este?, pensé. ¿O será que la moda volvió a imponer el hábito de estrechar la mano?
Naturalmente, no pasó mucho tiempo para que comprendiera mejor la situación.
Omito aquí los pormenores del acuerdo inicial más por pudor acerca de los detalles que por algún tipo de autocensura moralizante. Sólo diré que pactamos respecto de sus honorarios y disposiciones y en cuanto a mis preferencias, aunque de haber sido del todo franco, tendría que haberle confesado que aquella noche sólo buscaba un poco de compañía y que, a mis años, eso nada tenía que ver con posibles acrobacias en el cuadrilátero de las sábanas. Porque con honestidad, ambos nos mentimos en un acuerdo tácito sin letra chica. Yo respecto de mis deseos y él, en cuanto a su historia y “versatilidades”.
Él no llegó a saberlo nunca, pero durante las seis horas y media que estuvimos juntos hizo nada más que lo que yo necesitaba: Me hizo reír. Y con su anecdotario aleatorio y desparejo me invitó a un paseo narrativo lleno de cosas inverosímiles que creí, sólo, porque aquella noche todo estaba permitido. Hasta cuando me dijo que le gustaría poder vivir en una habitación como la del hotel en que nos encontrábamos y cómo la decoraría, yendo y viniendo desnudo y haciendo gestos y ubicando muebles imaginarios en distintos lugares de la habitación. Pero también cuando, ya afuera del hotel y caminando por la calle, en un rapto de alegría que pareció sincero, me dijo: “¿Sabés cuál es mi sueño? Comprarme un Fiat 600 y pintarlo de color rojo”. Porque ante semejante anhelo no pude no sentir una profunda opresión en el pecho y verme convertido, en un segundo, en un anciano sideral.
Para mi sorpresa y podría asegurar que para la de cualquiera en mi lugar, cuando salimos del hotel me invitó a tomar una cerveza y me desafió a jugar un partido de pool: “Seguro vas a ganar porque yo no juego bien”, dijo con los ojos encendidos, formulando la invitación de modo tal que no existiera posibilidad de rechazo.
En contra de aquel presagio circunspecto, aquella vez fue el seguro ganador de un improvisado torneo porque no me pareció de caballeros amedrentar su autoestima en ciernes.


Recuerdo que esa noche volví a casa hecho una revolución, lleno de sentimientos confusos y contradictorios, convencido, más que nunca, de por qué el mundo -esa abstracción indeterminada a la que recurrimos a veces para explicarnos algunas cosas- puede ser injusto, incongruente, absurdo y fragmentario. Me sorprendía observándome al espejo sonriendo recordando el anecdotario desopilante y, acto seguido, quedaba sumergido en una tristeza indefinida. Así durante la madrugada y todo el día siguiente.
Porque Nacho -seguramente ese sea su nombre profesional; da lo mismo- existe más allá del personaje. Porque, aunque fugaces, había allí un manojo de deseos que brotaban aquí y allá en ese discurso maníaco que no cesaba de reencausarse en el rol, por momentos, indeterminado y confuso. Porque también sentí tristeza de mí mismo cuando comprobé que el paso del tiempo había vaciado de ilusiones y anhelos futuros cualquier perspectiva incierta. Que había agotado quién sabe dónde, el ánfora magnífico de aquellos bríos juveniles que ahora aparecían como difusas diademas de un pasado vivido por otra persona. Porque sólo yo parecía ver allí, a través de la máscara enmarañada e incongruente de ese muchacho, el rescoldo de un fuego apagado hacía mucho tiempo. Y porque comprendí que existe un momento de la vida en que el tiempo deja de ser ilusión, para convertirse, silenciosamente, en un meticuloso decurso sin pasado ni futuro.
Y hoy retorna, como un signo perseverante que busca reencausarse una y otra vez, el saludo con el que nos despedimos en aquella esquina vacía y con las primeras luces de la mañana sobre los edificios silenciosos cuando me abrazó y con una amplia sonrisa, me regaló una florcita blanca que había robado de una mesa del bar.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Verde...


"...verdes, verdes como la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón."

viernes, 16 de diciembre de 2011

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Fracasos...



Que maravilloso fiasco.
Tener ante sí aquello que captura la mirada
para que se escurra entre los dedos cuando
atañe la posibilidad.

jueves, 6 de octubre de 2011

Los afectos lacanianos. Colette Soler.

“El capitalismo no es tanto el régimen de la explotación del proletario por el capitalista explotador, como el régimen de la producción de lo que llamo el proletario generalizado, al que el capitalismo no propone otros lazos que los que mantendrá, cualquiera sea su lugar social, con los objetos de la producción/consumo a los que Lacan llama plus-de-gozar. Ahora bien, no hay lazo social sin las producciones de lo simbólico (...) el capitalismo en cuanto tal, los ha reemplazado por los objetos de su producción. Se habla mucho del aumento de la depresión en nuestra época, pero la verdadera enfermedad del humor del capitalismo es la angustia (...); es lógico porque la angustia es el afecto de la “destitución subjetiva”, afecto que surge cuando el sujeto se percibe como objeto (...) hoy en día la angustia es rebautizada estrés, presión, ataque de pánico, pero eso no cambia nada. Este afecto no prevalece solamente porque el universo del capitalista sea duro (...) sino porque destruye lo que Pierre Bourdieu llamaba el capital simbólico. Este no se reduce al stock de saberes transmitidos (...) incluye los valores estéticos, morales, religiosos, que permiten dar un sentido a las tribulaciones y que, por ende, permiten soportarlas”. 

domingo, 2 de octubre de 2011

Costas


Costas
rompientes del entonces
resacas
subvivencias que arenan el ahora
calas
caries del tiempo

Cuanto conjuro lacio
cepotedio
soborra
concubinada
soplosorbo del cero
vacío
vacío ya vaciado en apócrifos moldes sin acople
Qué han de bastar los crótalos
las figuras los pasos de la sangre
el veneno de almendras que se expande al destapar un seno
o las manos de viaje

Dónde un índice totem
una amarra que alcance
una verdad un gesto un camino sin muerte
alguna cripta madre que incube la esperanza

Sólo tumbos
retumbos lentas leznas acerbas
ambivalentes menos
poros secos
desbastes
fofo hartazgo termita y asco verde
exapoyos
maltrueques

Sólo esperas que lepran la espera del no tiempo.

Oliverio Girondo


domingo, 4 de septiembre de 2011

Fuga

Fritz Lang le dijo una vez a Godard: “Si me abrieran al medio, saldría un niño viejo, o un anciano joven. Uno cumple los veinticinco y no tuvo tiempo de conocer la vejez de la juventud. Lo mismo pasa cuando uno envejece: el período para conocer la juventud de la vejez es demasiado corto”. Borges y Bioy resolvieron ese problema a su manera: “Cometemos el error de creer que los demás son adultos, pero son tan pueriles como uno”, le dice Bioy a su amigo. Y éste contesta: “Si uno nació chico, sigue siendo chico. Habría que nacer adulto para ser adulto”. 

martes, 16 de agosto de 2011

Tonada del otoño.


No es lo mismo el otoño en Mendoza,
hay que andar con el alma hecha un niño.
Comprenderle el adiós a las hojas
y acostarse en su sueño amarillo.
Tiene el canto que baja la acequia
una historia de duendes del agua.
Personajes que un día salieron
a poblarnos la piel de tonadas.
La brisa, traviesa,
se ha puesto a juntar
suspiros de nubes
cansadas de andar.
Esta lluvia que empieza en mis ojos
no es más que un antojo de la soledad.
Es posible encontrar cada nombre
en la voz que murmuran los cerros.
El paisaje reclama por fuera
nuestro tibio paisaje de adentro.
Ser la tarde que vuelve en gorriones
a morirse de abrazo en el nido
y tener un amigo al costado
para hacer un silencio de amigos.
La tarde nos dice,
al llevarse al sol,
que siempre al recuerdo
lo inicia un adiós.
Para quien lo ha vivido en Mendoza,
otoño son cosas que inventó el amor.
Para quien lo ha vivido en Mendoza,
otoño son cosas que inventó el amor.

Mercedes Sosa 

viernes, 12 de agosto de 2011

Rutina...


"La rutina es el hábito de renunciar a pensar".

José Ingenieros. "El hombre mediocre".

miércoles, 3 de agosto de 2011

Adios a las palabras.

Por Fernando Peirone *

Somos testigos y protagonistas de un cambio de época que se produce sobre una mutación que por cotidiana y propia puede parecer extraña, pero no lo es: la que experimentaron el pensamiento y el lenguaje –anche la comunicación– en los últimos veinte años.

El pensamiento abandonó el canon de profundidad, inmersión y gravedad, para refrescarse en la extensión, el surfeo y el juego. El nuevo mundo asume que pensar –como tempranamente lo fue para Vigotsky– es acción, es experiencia, es interacción comunicativa. De este modo, el pensamiento se desprende de la lógica racional para volverse acción sistémica, relativa a un recorrido y a una secuencia aleatoria de relaciones no jerárquicas. El diálogo entre pensamiento y conocimiento también ha cambiado. El conocimiento ha perdido su lugar a manos de un saber vivo, lábil, mutable, extenso, con valor circunstancial. Lo que hoy ayuda se utiliza y comparte; mañana, cuando ya no sirva, se desechará y se compartirán otras cosas.

Bajo esa concepción, la gente (fundamentalmente los jóvenes) ponen a disposición del mundo material bibliográfico, cinematográfico, discográfico, artístico, técnico, científico, y de la más variada índole, incluso aquel que ni la escuela ni la ciencia han sistematizado aún. Esto demuestra no sólo la extensión de un espíritu cooperativo pocas veces visto, sino también el asombroso desarrollo de una expertiz plebeya. Es decir, se genera saber con un alto contenido social para diferentes niveles de demanda, pero por afuera de las estructuras reconocidas porque no existe una institucionalidad acorde.

La implicación colaborativa de los jóvenes en los asuntos públicos, desde lo político-social hasta el medio ambiente, da cuenta de esta impronta epocal.

El lenguaje, que hasta ayer era la morada del Ser y la estructura que sostenía la lógica del sentido, ya no puede ocultar las fisuras de un logocentrismo que, en su declinación, arrastra consigo una cosmovisión y toda la gama de dispositivos subsidiarios que conformaban la cultura occidental hegemónica. Esta defección y el desarrollo de la tecnología digital habilitaron la multiplicación de recursos comunicativos que no precisan, en términos estrictos, de la palabra.

El lenguaje del nuevo mundo es ligero. Sus texturas son abiertas y, aunque no abandonan totalmente el estatuto de la palabra, lo reformulan y lo satelizan como una prótesis opcional, muy lejos del rectorado de otros tiempos. Frente a esto, se suele decir que el lenguaje ha perdido capacidad reflexiva y potencia expresiva, como heideggerianamente sostiene Juan Pablo Ringelheim en “La ventana” (Página/12, 20/07/2011). Nada más lejos. Apartarse del logos es la condición para pensar críticamente.

El pasaje de un lenguaje logocéntrico a uno transmediático, tanto como la expansión de un sujeto que se ve permanentemente transformado por lo que conoce, tiene connotaciones políticas considerables. Entre otras cosas, porque el nuevo lenguaje desafía el alcance y el sentido de la cultura política. Las nuevas generaciones viven una atmósfera instituyente que rescata y pone en escena una idea divergente del mundo que la osificación del lenguaje había proscripto, pero que persistía como saber histórico. Hablamos de un sujeto político que ha abandonado la postergación personal, la preclaridad y la conducción programática para entregarse a una interpretación colectiva permanente, a un juego semántico cosmopolita que empatiza objetivos desde lo general a lo particular (ver http://playingforchange.org/).

Estas prácticas convierten a la corteza terrestre en una trama neuronal en la que se produce una suerte de sinapsis permanente. Acontece un terremoto en Japón y el mundo entra en estado de alerta colaborativa. Las revueltas de Medio Oriente dialogan con “los indignados” de Europa. Estas experiencias colectivas están generando condiciones macropolíticas que se despliegan en una dimensión temporo-espacial nueva, muy lejos del registro en que todavía lo leen los medios tradicionales y –por el momento– las ciencias sociales. Como dice Manuel Castells, “somos redes conectadas a un mundo de redes” que están construyendo otras narraciones políticas, en las antípodas de la gravedad, la desconfianza, la tristeza y el pesimismo centroeuropeo. Es una idea del mundo que busca su mejor expresión y transita hacia lo “realmente posible”, en el sentido que Pancho Aricó recuperaba a Ernst Bloch: como aquellas condiciones que no están todavía todas reunidas pero que sin embargo ejercen una mediación creciente hacia la posibilidad.

* Director académico de Lectura Mundi (Unsam). Director de la Facultad Libre de Rosario. Docente de Pensamiento Contemporáneo. Blog: http://jengibre.tumblr.com/

viernes, 22 de julio de 2011

La noche de los dones

 "Los años pasan y son tantas las veces que he contado la historia que ya no sé si la recuerdo de veras o si sólo recuerdo las palabras con que la cuento." J. L. Borges.

martes, 28 de junio de 2011

Sostiene...

Que no existen individuos que carezcan de prejuicios sino personas con honestidad emocional, capaces de revisarlos.

lunes, 20 de junio de 2011

TRA-pitos al sol


Un verano, no importa el año, estando en el supermercado, un chico se me acercó y me encaró en la góndola de bebidas. Sin siquiera decirme hola, me dijo “te invito a cenar”. Quedé perpleja. La verdad, no supe qué contestar. El pibe estaba bárbaro, el encare me llamó la atención y me gustó, pero igual me tomé mi tiempo y le dije que me lo dejara pensar, que luego de hacer las compras le daría la respuesta. Si tenía tantas ganas de ir a cenar me iba a esperar, ¿o no? Y así fue. Hice mi rutina de compras y me fui al sector de cajas, ahí él se acercó y me pidió mi teléfono. Se lo di, tan histérica no soy.

Nos encontramos. Fuimos a cenar. Tomamos vino. Le puse las cartas sobre la mesa, le dije toda mi verdad, a él no le importó e insistió en estar conmigo en la intimidad. Me decía todas esas cosas que dicen algunos hombres cuando su intención es llevarte a la cama.

Finalmente fui a su casa. Tengo que decir que fuego y pasión había, y mucha. Eso hizo que nos siguiéramos viendo alguno que otro día más. Fuimos al cine. Tomamos helado. Volvimos a cenar. El me atraía en lo sexual y trataba todo el tiempo de hacerme sentir cómoda, pero en algún lugar él me veía como objeto, sí, ya sé. Lo hablé en mi laboratorio, que es mi terapia, y quizá yo me ponía en ese lugar, pero la verdad es que le doy mucha importancia a la intuición, al primer impulso, y yo lo sentía así. El tema era que Fermín —vamos a ponerle ese nombre, que obviamente no es el real— una noche en su casa me dijo “qué buenos amigos que somos”. Ahhhhh, ya entendí. Yo no me acuesto con mis amigos, ahí hice click.

No soy de las que va probando, yo me enamoro o no.

Tuve un solo novio que duró cuatro años, y durante el último tiempo intentamos desde otros lugares, pero no se pudo seguir. Después tuve una relación de ocho meses, pero él vivía lejos de Buenos Aires. El no podía decidir por sí mismo, me terminó dejando porque estaba harto, ni siquiera me había dejado de amar. Fue porque no le convenía en el plano social.

A mí me gustan los hombres, no todos, algunos. Me gusta llegar a mi centro y ser libre y si hay otro que lo acepta y disfruta de esa libertad, bienvenido sea, pero hay algo que hay que tener en cuenta a la hora de elegir: el precio de la no sumisión se paga.

jueves, 16 de junio de 2011

Come...!

6ten Juli , Morgends.
Mein Engel, mein alles, mein Ich. - nur einige Worte heute, und zwar mit Bleystift - (mit deinem) - erst bis morgen ist meine Wohnung sicher bestimt, welcher Nichtswürdige Zeitverderb in d.g. - warum dieser tiefe Gram, wo die Nothwendigkeit spricht -
Kann unsre Liebe anders bestehn als durch Aufopferungen, durch nicht alles verlangen, kannst du es ändern, daß du nicht ganz mein, ich nicht ganz dein bin - Ach Gott blick in die schöne Natur und beruhige dein Gemüth über das müßende - die Liebe fordert alles und gantz mit recht, so ist es mir mit dir, dir mit mir - nur vergißt du so leicht, daß ich für mich und für dich leben muß, wären wir gantz vereinigt, du würdest dieses schmerzliche eben so wenig als ich empfinden -
 
meine Reise war schrecklich ich kam erst Morgens 4 Uhr gestern hier an, da es an Pferde mangelte, wählte die Post eine andere Reiseroute, aber welch schrecklicher Weg, auf der vorlezten Station warnte man mich bej nacht zu fahren, machte mir einen Wald fürchten, aber das Reizte mich nur - und ich hatte Unrecht, der Wagen musste bej dem schrecklichen Wege brechen, grundloß, bloßer Landweg, ohne 2 solche Postillione, wie ich hatte, wäre ich liegengeblieben
 
Unterwegs - Esterhazi hatte auf dem andern gewöhnlichen Wege hirhin dasselbe schicksal mit 8 Pferden, was ich mit vier. - jedoch hatte ich zum Theil wieder Vergnügen, wie imer, wenn ich was glücklich überstehe. - nun geschwind zum innern zum aüßern, wir werden unß wohl bald sehn, auch heute kann ich dir meine Bemerkungen nicht mittheilen, welche ich während dieser einigen Tage über mein Leben machte - wären unser Herzen imer dicht an einander, ich machte wohl d.g. die Brust ist voll dir viel zu sagen - Ach - Es gibt Momente, wo ich flnde daß die sprache noch gar nichts ist - erheitre dich - bleibe mein treuer eintziger schaz, mein alles, wie ich dir das übrige müßen die Götter schicken, was für unß sejn muß und sejn soll.

dein treuer ludwig.


My angel, my all, my other self - Only a few words today and at that with pencil (with yours) - Not till tomorrow will my lodgings be definitely determined upon - what a useless waste of time - Why this deep sorrow when necessity speaks - can our love endure except through sacrifices, through not demanding everything from one another; can you change the fact that you are not wholly mine, I not wholly thine - Oh God, look out into the beauties of nature and comfort your heart with that which must be - Love demands everything and that very justly - thus it is to me with you, and you with me...
Beethoven. Beloved immortal 

domingo, 1 de mayo de 2011

Ernesto Sábato. La Resistencia.

Mientras les escribo, me he detenido a palpar una rústica talla que me regalaron los tobas y que me trajo, como un rayo a mi memoria, una exposición "virtual" que me mostraron ayer en una computadora. Debo reconocer que me pareció cosa de Mandinga, porque a medida que nos relacionamos de manera abstracta más nos alejamos del corazón de las cosas y una indiferencia metafísica se adueña de nosotros, mientras toman poder entidades sin sangre ni nombres propios. Trágicamente, el hombre está perdiendo el diálogo con los demás y el reconocimiento del mundo que lo redea, siendo que es allí donde se dan el encuentro, la posibilidad del amor, los gestos supremos de la vida.

viernes, 15 de abril de 2011

martes, 12 de abril de 2011

lunes, 11 de abril de 2011

Sostiene...

Que existen tres tipos de personas: Las que quedan capturadas por los espejos de colores, las que aún sabiendo de su existencia y función los prefieren y aquellas que eligen mirar a las cosas con los ojos bien abiertos.

jueves, 24 de febrero de 2011

Arthur Schnitzler

En las relaciones amorosas hay dos fases que se suceden casi sin solución de continuidad: una, en la que después de las discusiones es mejor reconciliarse de inmediato, ya que al fin y al cabo el reencuentro no puede aplazarse demasiado; y otra en la que conviene aprovechar la primera discusión que se tercie como pretexto para la ruptura, ya que ésta es inevitable.

domingo, 6 de febrero de 2011

New York under snow.

La foto me la envió mi amigo Fernando Salomone y fue tomada en estos días por allá con un Palm Pre.
Una vez más: La cámara no reemplaza a la mirada...

viernes, 4 de febrero de 2011

En la tierra del sol y del vino










Mendoza es reconocida y premiada a nivel mundial por sus bodegas y por la calidad de sus vinos. Mendoza es la tierra del sol y del buen vino.

Según Testimonios históricos, años después de la fundación de Mendoza la actividad vitivinícola contaba con un progreso notable y la responsabilidad se le atribuye a Pedro del Castillo - primer fundador de Mendoza - quien habría introducido la vid desde Chile. Otra teoría es que Juan Jufré - el segundo fundador de Mendoza - fue el responsable junto al padre Cidrón de las primeras plantaciones entre 1569 y 1575.

La zona de Cuyo, principalmente Mendoza, albergó la actividad vitivinícola de tal forma que en el año 1700 las tierras se cotizaban por la cercanía a la plaza principal y por la cantidad de vides que estas contenían.

Varias leyendas rodean a la aparición del vino, por primera vez en el mundo, una de las leyendas griegas le atribuye a Dionisos la idea de cultivar la vid y extraer de ella el vino; otra dice que fue descubierta por el pastor Estafilo que encontró a una de sus cabras comiendo los frutos de una planta, tomó los frutos y se los llevo a su amo, Oinos, quién al colocarlos en un cuenco, extraerles el jugo y beberlo comprobó que se regocijaba cada vez que lo tomaba.

Cuenta la leyenda persa que de las semillas que un ave dejó caer a los pies del rey Djemchid nacieron plantas que dieron abundantes frutos y que al beber su favorita el oscuro jugo fermentado de éstos frutos se durmió profundamente y al despertar se sintió curada y feliz. Entonces el rey nombró al vino Darou é Shah ( el remedio del rey ). Cuando su descendiente Cambises fundó Persépolis los viticultores plantaron viñas alrededor de la ciudad dando origen al célebre vino de Shiraz, ciudad próxima a Persépolis.

El libro del Génesis de la Biblia refiere que Noé, una vez terminado el diluvio, planta vides y bebe vino haciendo coincidir el renacimiento de la humanidad con el nacimiento del vino.

Sin embargo a la luz de conocimientos recientes, sabemos que la vid tanto silvestre como vinífera existe desde la Era Terciaria puesto que se ha encontrado hojas registradas en las piedras y semillas en asentamientos prehistóricos, en tumbas, pirámides y en pequeñas ánforas en las ruinas de ciento de ciudades. Todo ello no hace mas que atestiguar la gran antigüedad de este cultivo demostrando al mismo tiempo que el vino fue conocido por todos los pueblos antiguos desde la India hasta las Galias porque la práctica de la cosecha de racimos salvajes de vitus vinífera para obtener una bebida inspiradora era muy sencilla.

Así desde el mítico monte Ararat, que se levanta en el este de Turquía, en el que nacen varios ríos que se convierten en afluentes del Eufrates y del Tigris, la vid viajó a la cuna de la civilización, expandiéndose hacia los cuatro puntos cardinales. Por eso por su expansión hacia el Oeste que la viña conquista al mundo de la mano de los mercaderes fenicios y griegos a través del desarrollo del comercio marítimo en el Mediterráneo.

Los romanos atribuían a Saturno sus viñedos famosos y obtenían vinos que debido a su método de elaboración durante el cual le agregaban miel, alquitrán y otras sustancias para conservarlos, no serían hoy de nuestro agrado.

Tras la conquista romana el cultivo de la vid se generalizó en todo el territorio del Imperio y la fabricación de vinos se convirtió en una fuente de riqueza especialmente en la Galia Narbonnaise (sur de Francia), en el Gaillac, en el Este francés y en el Hermitage, sobre el Ródano, convirtiéndose las Galias en el centro del intercambio y la venta de vinos hacia todas las zonas europeas.

Durante la Edad Media se diseña el nuevo mapa vitivinícola de Europa bajo la impronta del prestigio de los vinos regionales y de las creencias religiosas, cristianas e islámicas. En el renacimiento comienza una nueva etapa en la historia del vino, porque en los siglos XV y XVI cuando se mejoran los sistemas de vinificación y los vinos de Borgoña, Champaña y Burdeos, en Francia, comienzan a adquirir la fama que los hará célebres. Sin olvidar a Don Perignon que descubre el modo de preparar el champaña espumoso.

La tradición de los vinos franceses llegó a América con los españoles, que transportaban durante la Conquista las especies vegetales mas importantes para ellos: la higuera, el olivo y la vid. A la Argentina la vid llegó desde Chile junto a los primeros colonizadores que pisaron nuestro país.

El terruño mendocino disfruta de óptimas condiciones para el cultivo de la vid.

Un clima adecuado y el saber de varias generaciones fue propicio para lograr vinos competitivos con los del Viejo Mundo.

Las viñas y las bodegas, en su desarrollo, fueron modificando el uso del suelo y del espacio, creando nuevos ejes poblacionales, valorizando nuevas tierras que dieron origen a lo que hoy es el Gran Mendoza. Siempre en un constante esfuerzo para distribuir el agua y contener al desierto.

Siguiendo las tendencias y desarrollo mundial del sector vitivinícola, Argentina ha marcado desde hace unos años la continuidad de este mismo proceso en el extremo sur de América Latina.
El suceso del vino renació con vigor en el país, por la confluencia de dos fenómenos: una demanda creciente y un cambio en la estrategia de los pioneros en la actividad.

Mendoza, en sus cinco oasis, desarrolló el centro vitivinícola más importante de América Latina, con un 70 por ciento de la superficie cultivada del viñedo nacional. Méritos genuinos para ser distinguida como una de las capitales mundiales del Vino.

 En la actualidad el fenómeno del turismo vitivinícola y los denominados “Caminos del Vino”, significan algo más que realizar una visita a la Bodega y participar en la Gran Fiesta de la Vendimia. Consiste en el descubrimiento de la cultura escondida detrás de las tonalidades borravinas que se remontan a tiempos y tierras ancestrales.
 

jueves, 27 de enero de 2011

Dioniso

En la mitología clásica, Dioniso (en griego antiguo Διώνυσος Diônysos o Διόνυσος Dionysos) es el dios del vino, inspirador de la locura ritual y el éxtasis, y un personaje importante de la mitología griega. Aunque los orígenes geográficos de su culto son desconocidos, casi todas las tragedias le presentan como «extranjero».

Fue también conocido como Baco (en griego antiguo Βακχος Bakkhos) y el frenesí que inducía, bakcheia. Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. También es conocido como el ‘Libertador’ (Eleuterio), liberando a uno de su ser normal, mediante la locura, el éxtasis o el vino. La misión divina de Dioniso era mezclar la música del aulós y dar final al cuidado y la preocupación. Los investigadores han discutido la relación de Dioniso con el «culto de las almas» y su capacidad para presidir la comunicación entre los vivos y los muertos.

En el panteón griego Dioniso fue incorporado como un hijo de Zeus y Sémele, nieto de Harmonía y bisnieto de Afrodita si bien otras versiones afirmaban que era hijo de Zeus y Perséfone. Se le describe como femenino o «masculino-femenino».

El nombre Dionysos es de significado incierto. Su elemento -nysos bien puede ser de origen no griego, pero dio- ha sido relacionado desde antiguo con Zeus (genitivo Dios). Para los autores griegos, Nisa era una ninfa que lo crió o la montaña donde era atendido por varias ninfas (las Nisíades), que le alimentaron y le hicieron inmortal por orden de Hermes.

El séquito de Dioniso era llamado el tíaso y estaba formado principalmente por ménades.


(En la foto: Dioniso en la versión de la comparsa Kamarr