Cuéntame qué haces en las calles sin compañía transitando recónditos vértices de aceras perplejas y empañadas de sol.
Dime qué esperas en los rincones ocultos de la ciudad indiferente.
Escucharé los relegados anhelos y las frustraciones y los desamores y las carencias y la risa y las traiciones y el silencio y el sollozo.
Dime, qué esperas de mí.
2 comentarios:
Si el relato se alargase, teniendo en cuenta que el último párrafo no es una pregunta, si no una petición; yo, continuaría con un poema como respuesta:
Fronteras
Fui la nube
y la lluvia
y el mar
y quiero ser la tarde
y la muralla
y tú.
Claribel Alegria
Pero, si se trata de entender el porque de la soledad que relatas, solo puedo imaginar a alguien que necesita desesperadamente encontrar algo a que agarrarse, para no acabar en el fondo del agua.
Besos (que nunca aprendieron a nadar)
Y si... el relato podría bien continuar como lo sugiere el poema.
Por otro lado, a veces en medio del desastre del Titanic, algún pequeño trozo de madera puede ayudar un poco.
Besos (que se que aprendieron a sujetarse como sea...)
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