Te dejo un puente de mar azul
que va del sueño hasta tus ojos
desde Alcúdia a Amorgos,
de tu vientre a mi corazón.
Te dejo un ramo de preguntas
para que te llenen los dedos de luz
como la que enciende la mirada
de los niños de Sidón.
Un puente que ayude a surcar
la piel antigua del mar.
Que desvele el susurro de todos los tiempos
y nos enseñe el olvidado gesto de los rebeldes,
con la rabia del canto,
con la fuerza del cuerpo,
con el gozo del amor...
Un puente de mar azul para sentirnos piel con piel,
un puente que hermane pieles y vidas diferentes,
diferentes.
Te dejo un puente de esperanza
y el faro antiguo de nuestro mañana
para que observes el norte
en tu navegar.
Te dejo un verso en Sinera
escrito con un trazo de un azul luminoso
que cantaba en Alguer
para cantar su añoranza...
Te dejo el agua y la sed,
el sueño encendido y el recuerdo.
Y en Ponza la muerte
para vivir cara al mar... el mar... el mar.
El espacio lleno de luz
donde se refleja el mar... el mar... el mar.
El azul de nuestro silencio
de donde siempre nace la canción.
Que desvele el susurro de todos los tiempos
y nos enseñe el olvidado gesto de los rebeldes,
con la rabia del canto,
con la fuerza del cuerpo,
con el gozo del amor...
Un puente de mar azul para sentirnos piel con piel,
un puente que hermane pieles y vidas diferentes,
diferentes.
Miquel Martí i Pol
que va del sueño hasta tus ojos
desde Alcúdia a Amorgos,
de tu vientre a mi corazón.
Te dejo un ramo de preguntas
para que te llenen los dedos de luz
como la que enciende la mirada
de los niños de Sidón.
Un puente que ayude a surcar
la piel antigua del mar.
Que desvele el susurro de todos los tiempos
y nos enseñe el olvidado gesto de los rebeldes,
con la rabia del canto,
con la fuerza del cuerpo,
con el gozo del amor...
Un puente de mar azul para sentirnos piel con piel,
un puente que hermane pieles y vidas diferentes,
diferentes.
Te dejo un puente de esperanza
y el faro antiguo de nuestro mañana
para que observes el norte
en tu navegar.
Te dejo un verso en Sinera
escrito con un trazo de un azul luminoso
que cantaba en Alguer
para cantar su añoranza...
Te dejo el agua y la sed,
el sueño encendido y el recuerdo.
Y en Ponza la muerte
para vivir cara al mar... el mar... el mar.
El espacio lleno de luz
donde se refleja el mar... el mar... el mar.
El azul de nuestro silencio
de donde siempre nace la canción.
Que desvele el susurro de todos los tiempos
y nos enseñe el olvidado gesto de los rebeldes,
con la rabia del canto,
con la fuerza del cuerpo,
con el gozo del amor...
Un puente de mar azul para sentirnos piel con piel,
un puente que hermane pieles y vidas diferentes,
diferentes.
Miquel Martí i Pol
El texto es un regalo de Petitapetitesa
1 comentario:
Los puentes siempre son necesarios.
Abrazo
Publicar un comentario