miércoles, 24 de febrero de 2010

Lilith: El segundo fracaso de Dios. Liliana Felipe.

Seguiré buscando en el silencio de los lagos
que olvidaron ya sus aguas por la sal y el
desencanto, yo no olvido lo que canto...
... Soy el segundo fracaso de Dios.. .
... el segundo.
Chupo y chupo yo chupo todo... yo chupo lo que
quiero
y si no quiero no lo chupo... pero chupo y chupo
yo chupo todo... yo chupo lo que quiero y si no
quiero...
Desde el principio de los antojos
soy el veneno de los sueños.
Soy la tormenta, soy el demonio
porque el demonio también se atormenta.
Jergas herméticas, vergas fandticas.
Las hormonas toman caminos que no entiende la
razón.
El paraíso tiene sus peros como los vivos su agujero.
No es que me importen de Adán sus defectos,
pero no estar me parece perfecto.
Sábana húmeda. Símbolo sólido.
Las hormonas toman caminos que no entiende
la razón.
Chupo y estimo que es saludable
para los cuerpos abrumados,
para los años y los achaques
que se triplican con el almanaque.
Bálsamo mágico. Hábito plácido.
En estos tiempos ya no hay herejes,
si te maltratan, por Dios, no te dejes.
Hay calabozos, prisiones, mazmorras
que las dirige tu iglesia pedorra.
Muevo la lengua para que aprenda
Que la lengua toma caminos que no entiende la
razón.
Seguiré buscando en el olor y en el silencio
de las camas convocadas por placeres
desmedidos donde siempre encuentro nada y
nada es algo...
Señor, guarda tus ángeles contigo. Son demasiado puros para mí. Me
dan miedo. Más que miedo: asco.

No pesan. No vacilan. Tienen cuerpos sin hambre, sin fiebre, sin lujuria. Pies que no dejan huella. Sus ojos que no lloran son atroces. En sus cándidas manos llevan cálices y pavorosas espadas... Me dan miedo tus ángeles. Si yo encontrara alguno, si un día al despertarme lo viera intacto y fúlgido a los pies de mi cama, yo carne castigada, llorosa podredumbre, pecado repetido hacia la muerte... digo que si encontrara uno tendría dos posibilidades: o me lo cojo o me clavo las uñas en los ojos, y no tengo uñas. (Variación sobre un poema de Aymerich)

Si para recobrar lo sepultado
debí perder primero lo perdido,
si para estar ahora enamorado
fue necesario haber estado herido.
Tengo por bien sufrido lo sufrido.
Tengo por bien llorado lo llorado.
Porque al final de todo he comprendido:
Que lo que el árbol tiene de caído
vive de lo que tiene sepultado... (José Angel Bueza)
Seguiré buscando en el desorden del deseo
y en la leche venenosa de los sueños
donde no hay un catecismo ni se sienten los
abismos...

Las arrugas sirven para saber qué es lo que te va quedando lisito. No hay nada más feo que los viejos que se hacen los jovencitos, es como si las piedras pusieran cara de amibas y dejaran de ser eternas. Dice Borges que la historia de la eternidad empezó con el metabolismo. Yo sé que somos los hijos del tiempo y del sexo, pero no voy a quitarles el tiempo contando mi historia erótica, he vivido tantos años que ya es arterioesclerótica.

A tal grado he vivido que orinar me emociona casi tanto como un orgasmo. La enfermedad de la juventud se me ha ido curando siglo tras siglo, ahora tengo enfermedades más antiguas que sé que no se irán, porque sé que no tienen cura. Son las mías, las que yo he ido puliendo con el tiempo, las que me acompañarán hasta el final. Son fallas del cuerpo, no repliegues del alma.
Dice un viejo refrán: para viejos males, viejos remedios.

Si te pica una serpiente: ajo.
Si te salen hemorroides: ajo.
Contra heridas y raspones: ajo.
Contra el asma y convulsiones: ajo.
Para el mal de tifoidea, contra el cáncer de pulmón,
contra fiebre, septicemia, encefalitis y oclusión,
paludismo, gripa, cólera, malaria o sarampión,
o de plano tu problema es la mala digestión:
come ajo, muerde un ajo, un diente, una cabeza de ajo.
Búscalo. Pélalo. Pícalo. Muérdelo. Trdgalo. Llntalo.
Si la úlcera te duele: ajo.
¿Tienes bichos en la panza?: ajo.
Contra flemas y catarros: ajo.
Contra artritis y lumbago: ajo.
También mata los pulgones y las moscas más
comunes
el gusano de la col y el mortal barrenador.
Es muy bueno en el control de azúcar y colesterol,
es decir que te protege de un ataque al corazón.
Come ajo, muerde un ajo, un diente, una
cabeza de ajo.
Si te lleva a lo oscurito: ajo.
Si te baja los calzones: ajo.
Si no trajo los condones: ajo.
Si te insiste más abajo: ajo.
Si el amor que te ha jurado es de antemano un gran
amor,
es lección de anatomía, ironía o decepción.
Apoteótico despliegue de caricias y de olor
por favor, te lo suplico, asegúrate el condón
Mucho ajo, ajo, un ajo, un hijo, un ojo.
Si te echaron el mal de ojo: ajo.
Si te pescan en el ajo: ojo.
Si te mueres del antojo: hijo.
Si te rompe las pelotas: Llhu.

Después, masticar unas hojitas de perejil, granos de café, manzana, trigo apio, menta, caca, yerbabuena. Porque hay dedos que lastiman y hay pecados que nos miman, porque hay hijos que no llegan y hay ideas que se pegan sin mirar como envejecen nuestras manos... Según Lucrecio, la falsedad esencial del deseo amoroso estriba en esto: la ilusión nos afana en poseer algo que nos falta, cuando la única satisfacción posible es librarnos de algo que nos sobra. No me gusta enamorarme porque enamorarse es exagerar enormemente la diferencia entre una persona y otra. Amarse a sí mismo al menos tiene una ventaja: no hay muchos rivales. El individuo sólo sirve para perpetuar la especie y la especie no sirve para nada. Nadie se casa por un gusto personal, sino como un servicio público. ¿Qué te gusta más: masturbarte o coger? Hmmm... coger, se conoce gente. Por más que en ellas se predique, las iglesias siguen necesitando pararrayos. ¿Ustedes creen que Dios es católico? Cuando un misionero le habló del infierno a una comunidad de groenlandeses, hizo tal descripción de las llamas amenazantes y se refirió tanto a su calor que todos empezaron a anhelarlo. Dios le da cuerda a nuestros relojes de sol. Con un microscopio no se puede estudiar la Vía Láctea. Las monjas no sólo tienen un estricto voto de castidad sino también fuertes rejas en sus ventanas. Me basta escuchar a alguien hablar "sinceramente" de ideal, de porvenir, de filosofía; escucharle decir "nosotros" con una inflexión de seguridad, invocar a los otros y sentirse su intérprete para que le considere mi enemigo. Toda fe ejerce una forma de terror Somos arrastrados por un torbellino que se remonta a la aurora de los tiempos y si ese torbellino ha tomado el aspecto del orden sólo es para arrastrarnos mejor. Era una vez una cucaracha llamada Gregorio Samsa que soñaba que era una cucaracha llamada Franz Kafka que soñaba que era un escritor que escribía acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa que soñaba que era una cucaracha (Monterroso). Me fascina la inutilidad del dolor Sé que el límite de cada dolor es un dolor aún mayor. Existir quiere decir estar fuera, sistere ex. Lo que está en el exterior existe. Lo que está en el interior no existe. Mis ideas, mis imágenes, mis sueños, no existen. Lo que lo complica todo es que lo que no existe se empeña en hacer creer lo contrario. Lo que no existe insiste. Insiste para existir (Michel Tournier). Poco a poco la soledad me ha ido simplificando (Michel Tournier). Vivimos en una galaxia que tiene un diámetro de 100 mil años luz y que está girando lentamente. Nuestro sol no es más que una estrella amarilla ordinaria de tamaño medio, situada cerca del centro de uno de los brazos de la espiral. No sabemos lo qué sucede lejos de nosotros, en el universo, en este instante: la luz que vemos partió hace unos 8 mil millones de años. Cuando miramos el universo lo vemos tal cual: como fue en el pasado.

No me amas.
Tienes los ojos más negros.
De tu boca salen cosas hermosas.
Tus manos tocan la tierra y las algas.
Pero no me amas.
Cuando comes no me comes,
cuando bebes no me lames,
cuando piensas no me buscas.
Cuando te bañas, te bañas sola en el río.
Y a mí me gusta que me amen en el río.
Debieras bañarte conmigo en el río aunque no me
ames.

En la mecánica cuántica: para algunos fines es útil pensar en las partículas como ondas, mientras que para otros es mejor pensar en las ondas como partículas. Por eso. Saqué un porcentaje de cuántas veces acierto y cuántas me equivoco, el resultado fue 60% de errores contra 40% de aciertos; desde hoy hago todo lo contrario de lo que pienso para por lo menos acertar en un 60 por ciento. El simio más perfecto no puede dibujar un simio. Sólo el hombre puede hacerlo. Pero también sólo él lo considera una ventaja (Lichtenberg). Nuestra vida es comparable a un día de invierno. Nacemos entre las 12 y la 1, no amanece sino hasta las 8, oscurece antes de las 4 y morimos a las 12 (Lichtenberg). A mí de los faros lo que me gusta es cuando se descomponen, para poder observar detenidamente los naufragios. Un libro es como un espejo: si un mono se asoma a él no puede ver reflejado a un apóstol (Lichtenberg). Los deseos del hombre están limitados por sus percepciones: nadie puede desear lo que no ha percibido (William Blake). Reprimen el deseo sólo los que lo tienen tan débil como para poderlo ahogar (William Blake). El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría (William Blake).

Como dijo Santa Teresita: me palpita.

Como dijo Dioclesiano: es mejor con esta mano.

Y como dijo Villaurrutia...
Si nuestro amor no fuera,
al tiempo que un secreto,
un tormento, una duda,
una interrogación;
Si no fuera una larga
espera interminable,
un vacío en el pecho
donde el corazón llama
como un puño cerrado
a una puerta impasible;
si nuestro amor no fuera
el sueño doloroso
en que vives sin mí,
dentro de mí, una vida
que me llena espanto;
si no fuera un desvelo,
un grito iluminado
en la noche profunda;
si nuestro amor no fuera
como un hilo tendido
en que vamos los dos
sin red en el vacío;
si tus palabras fueran
sólo palabras para
nombrar con ellas cosas
tuyas, no más, y mías;
si no resucitaran,
si no evocaran trágicas
distancias y rencores
traspuestos, olvidados;
si tu mirada fuera
siempre la que un instante
-¡pero un instante eterno!-
es tu más honda entrega;
Si juntos nuestros labios
desnudos como cuerpos
y nuestros cuerpos juntos
no formaran un cuerpo
y una respiración...
no fuera amor el nuestro
no fuera nuestro amor.
si tus besos no fueran
sino para mis labios
trémulos y sumisos;
si tu lenta saliva
no fundiera en mi boca
su sabor infinito;
si juntos nuestros labios
desnudos como cuerpos,
y nuestros cuerpos juntos
como labios desnudos
no formaran un cuerpo
y una respiración;
¡no fuera amor el nuestro
no fuera nuestro amor!
Seguiré buscando en el silencio de la sed
que hay en tu cuerpo para darte agua
marina agua clara y agua fina darte el agua
que origina...

Lástima que ninguno de ustedes conoció el paraíso. Yo estuve. Poco, pero estuve. Papá nos hizo a Adán y a mí del mismo barro. Obviamente las malas lenguas dicen que en mi barro había excremento. Y si había no me importa. De repetirse, suplicaría que mi padre escogiera el mismo pedazo de tierra. Luego de lo que voy a platicarles vino Eva y la costilla y todo ese dengue. Adán no era como lo pintan, era un gordito sin chiste que pasaba por mí al bananero en un mustang negro. El caballo era precioso, pero Adán era un gordito con olor a loción. (Lo bueno de la soledad es que no usa perfume.) Al comienzo le hice caso. ¡Entiéndanme, era el único que había! Pero no teníamos nada que ver, éramos el uno para cada quién, ninguno para el otro. Francamente yo del paraíso ya estaba hasta aquí, Adán soñaba con el paraíso... Marriott Le gustaba nomás de una manera... de la manera que a él se le ocurría. Mi estrechez o la del paraíso no me permitían ver un poco más allá, donde estaban los sapitos, la serpiente, los ositos panda, el hipopótamo, las gacelitas... Pero un día me decidí y me fui... Ni modo papá: me aburro. Me aburro mucho. No es sólo el punto G, o la del misionero, o la de chivito mirando al precipicio. No es que los hombres no me gusten, es que de éste no me enamoré. Creo que si lo hubiera amado hasta me hubieran gustado sus cartas de amor. Lo digo ahora que pienso en las cosas que me gustan de las personas que amo y que tal vez a Adán le parezcan ridículas. Todas las cartas de amor son ridículas. No serían cartas de amor si no fueran ridículas.

En mis tiempos también escribí cartas de amor,
como las demás, ridículas.
Cuando hay amor, las cartas de amor
tienen que ser ridículas.
y es que, en fin,
sólo las criaturas que no han escrito jamás cartas de
amor
son las que son ridículas.
Quién volviera a aquel tiempo en que escribí,
sin darme cuenta,
cartas de amor ridículas.
La verdad es que hoy mis recuerdos de aquellas
cartas de amor
son los que son ridículos.
(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente ridículas) (Alvaro de Campos).
Seguiré buscando siempre menta entre tus
piernas, porque sé que la cultivas, porque sé
que no me olvidas, porque busco por buscar
a ver si encuentro...
Para conocerlas hay que recorrerlas.
Es indispensable no sentir temor.
Es recomendable no guardar rencor.
Para enamorarlas, nada de halagarlas
Sólo es necesario deshumedecer
y a otros compromisos desobedecer...
Para someterlas, sólo acariciarlas,
toca sus espinas
si las imaginas es mucho mejor.
Todos los que amamos a las suculentas
nos acaloramos y ellas tan contentas,
no nos necesitan ni pa' los mandados,
no prueban bocado,
lo soportan todo con resignación.
La Doctora Bravo sabe ser amiga
de los candelabros y de los teteches
órganos gigantes, reinas de la noche,
nopal de lengüita, pita yo de mayo
qué flor tan bonita ¡creo que me desmayo!
Descubrió la "Chende"que lleva su nombre:
planta arborescente de rama abundante
tronco definido, leñoso y grisáceo,
siete ocho costillas de arista ondulante, espinas tortuosas, areolas distantes, sus flores son diurnas y son perfumadas, en el perinato son oblanceoladas, su fruto globoso, semilla encorvada, con sus puntuaciones y reticulada.

La Doctora Bravo, Helia Bravo Chende, todas las cactáceas y las suculentas gozan de su amor. Larrea tridentata o gobernadora, que de los peyotes es la protectora, la rotundifollia y las mammyllarias, pseudo coriphantas los echinocactus y jacamatracas. La Doctora Bravo, ¡¡¡bravo bravo bravo!!! supo conocerlas, supo alimentarlas, y las suculentas como recompensa le dieron el jugo que guarda el secreto de la juventud. Seguiré buscando entre los necios, los jodidos, los fotógrafos heridos, los que nunca han decidido porque cada quien elige un poco de su olvido...

Vieja la almeja que está en la bandeja
vieja la ceja porque no ceja
vieja la reja que está dispareja
vieja la arveja, el arroz, la lenteja.
Vieja la almeja en bandeja, la ceja en la reja,
la arveja, el arroz, la lenteja.
¿Puede una oveja volverse madeja?
Si no se deja no hay moraleja.
Ya no aconseja la vieja coneja,
ya no se queja, ya no se deja.
Veja la almeja en bandeja, la ceja en la reja,
la arveja, el arroz, la lenteja, la oveja en madeja,
la deja la queja, si no hay moraleja,
¿Dónde está la coneja?
Tengo en in¡ oreja una abeja perpleja
que se asemeja a una comadreja.
Tengo un tener que ya no me maneja
se despelleja ya la candileja.
Vieja la almeja en bandeja, la ceja en la reja,
la arveja, el arroz, la lenteja, la oveja en madeja,
la deja la queja, si no hay moraleja,
la abeja en la oreja, la oreja en la abeja
ya no me maneja, me deja perpleja.
¿Dónde está la coneja?
¡Quiero aquí a in¡ coneja!
Vieja la duda que siempre me espeja.
Lo que se deja nunca se aleja.
Veja me deja si aleja y festeja.
Vieja y añeja y por vieja se queja.
Vieja la almeja en la bandeja, la ceja en la reja,
la arveja, el arroz, la lenteja, la oveja en madeja,
la deja la queja, si no hay moraleja,
la abeja en la oreja, la oreja en la abeja,
ya no me maneja, me deja perpleja,
por vieja me deja, me deja y se aleja.
¿Donde está la coneja?
¿Quiero aquí mi coneja!
Que Dios me proteja a la coneja y a mi pareja,
pero nada más. Que ya no se meta. ¿OK?
Seguiré buscando en mi vejez la desnudez que
hay en mis cosas, canto, cosas que no canto
y canto cantos que no coso, canto el canto
que me acosa...
Brujas, rameras, esfinges y quimeras,
traidoras ratas negras, callejeras,
que emponzoñan las buenas maneras.
También pueden decirme: pinche culera,
histérica, torcida, retorcida,
que fabrica puras mentiras.
Cuina, lechona, cerda, cabrona,
tortilla, vieja, puta, desgraciada
¡vete mucho a la chingada!
Callen, culebras, callen,
no soy como imaginan, callen,
soy peor de lo que opinan, hablen.. .
Y me da igual, si soy banal,
si tal por cual, como animal,
y si hago mal,
total, total, total,
así soy yo... profesional.
Muerdo por hambre, lamo por vicio
y duermo a ver si sueño que me caigo al precipicio,
por ejercicio.
Peor que el infierno, peor que el gobierno,
yo soy la peor de todas, la ternura se me atora
en la impresora.
Por pecadora, violenta y vengadora,
no tengo ni un amigo y tampoco tengo ombligo,
soy mi enemigo.
Callen, culebras, callen...
Y me da igual, el coito anal,
ser virginal, ser anormal,
échenle sal, al animal,
total, total, total,
así soy yo... convencional.
Seguiré buscando en el silencio de mi
cuerpo, en el silencio de los cactus, el
silencio del silencio, el silencio del
comienzo...
- ¡Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo: ¡Abusado!
- ¡Arrodíllate!
- No, no puedo, no me gusta, no me queda.
- ¡Arrodíllate!
- Quién sabe qué tengo en los meniscos...
- ¡Arrodíllate!
No, no, no y me fui.
No me arrodillé, ni me voy a arrodillar,
si quieres, Dios, siéntate y platiquemos.
Si te amara, obligaría a otros a adorarte
y terminaría por matarlos si se negaran.
Esa es tu ley. Esa es tu ley. Esa es tu ley.
¿Cuánta sangre nuts quieres ver correr por tu verdad?
Insaciable. Insaciable. Insaciable.
¿Para qué quieres tenerme de rodillas? ¿para qué?
Tu iglesia no exige talento, su misión es la sumisión.
No tengo ninguna verdad,
no soy de las beatas místicas arrebatadas.
Mi sangre es demasiado tibia,
y mi locura demasiado mesurada
frente a la de tus amigos: los fanáticos.
Frente a la de tus amigos: los puros. Pura mierda.
¿Por qué desprecias la duda y la pereza
si son vicios más nobles que toda tus virtudes?
No me arrodillé, ni me voy a arrodillar.
¡Arrodíllate tú! Arrodíllate tú! ¡Arrodíllate tú!
La música me ha dado esta audacia frente a ti.
Me eres indiferente.
No me voy a arrodillar,
porque pensar es dejar de arrollidarse.
Seguiré... seguiré buscando.
Seguiré viva mientras uno de ustedes tenga un orgasmo en sueños.
Gracias por permitirme entrar desde hace
21993 años en sus hogares.
Seguiré... seguiré... buscando.

Nota: Cuando en mi novatez religiosa comencé a saber de Lilith, me impresionó primero mi ignorancia y luego la censura de la que ha sido objeto la primera rebelde de la historia. Entiendo que a la moral cristiana no le interese como a los asirios y a los babilonios una Diosa que ayude a tener erecciones y eyaculaciones, es decir, que ayude a liberar el cuerpo y el alma de tantas idioteces. Entiendo también que nos sea difícil pensar en ella si no estamos metidos en los mundazos de los cabalistas. Pero entiendo también que si Dios puso una manera de coger y un árbol que no se debía tocar fue para hacernos prisioneros de sus terquedades. Cuando William Blake dice que la misericordia no existiría de no haber pobres, pienso en el tesoro del Vaticano. Cinco veces las deudas externas de todo el mundo se pagarían con las ofrendas que los más pobres han hecho para su propia condena. No soy católica porque mi religión no me lo permite. Este texto se fue haciendo a lo largo de dos años. Leí a Ciorán, a Savater, a Brianda Domecq, a San Agustin, Santa Teresa, William Blake, Michel Tournier, El Zohar el Libro del Esplendor, El Antiguo Testamento donde aparece Lilith en voz de Isaías, Lichtenberg, Monterroso, Caotólogos, Cátaros, S. Hawking, etcétera. Cada cosa que leía y que me latía la apuntaba, desgraciadamente, sin registrar al autor. Disculpen todos los filósofos, pensadores y teólogos que han colaborado sin ser notificados y sobre todo disculpen nuestro ingenuo furor. Con Jesusa Rodríguez (autora de varias de las letras de las canciones) llegamos un poco a esta síntesis. Creo que esto podría ser una aportación a la música bruja. Tantas mujeres quemadas con todo y canciones. Creo en Lilith porque soy mala, pero bonita. Y porque creo que sólo una diosa de su tamaño nos puede enseñar a no tener sexos decorativos. A pecar... que el mundo se va a acabar.
 
 

domingo, 14 de febrero de 2010

Slap that bass. Ella Fitzgerald


Zoom zoom zoom zoom
The world is in a mess
With politics and taxes
And people grinding axes
There's no happiness

Zoom zoom zoom zoom
Rhythm lead your ace
The future doesn't fret me
If I can only get me
Someone to slap that bass

Happiness is not a riddle
When I'm listening to that Big bass fiddle

Slap that bass
Slap it till its dizzy
Slap that bass
Keep the rhythm busy
Zoom zoom zoom
Misery, you've got to go

Slap that bass
Use it like a tonic
Slap that bass
Keep your philharmonic
Zoom zoom zoom
And the milk and honey'll flow

Dictators would be better off
If they zoom zoom now and then
Today, you can see that the happiest men
All got rhythm

In which case
If you want a bauble
Slap that bass
Slap away your trouble
Learn to zoom zoom zoom
Slap that bass

(bridge)

Dictators would be better off
If they zoom zoom now and then
Today, you can see that the happiest men
All got rhythm

In which case
If you want a bauble
Slap that bass
Slap away your trouble
Learn to zoom zoom zoom
Slap that bass

Zoom zoom zoom zoom
Zoom zoom zoom zoom
Zoom zoom zoom zoom

martes, 9 de febrero de 2010

Hay que ser realmente idiota para...

Hace años que me doy cuenta y no me importa, pero nunca se me ocurrió escribirlo porque la idiotez me parece un tema muy desagradable, especialmente si es el idiota quien lo expone.
Puede que la palabra idiota sea demasiado rotunda, pero prefiero ponerla de entrada y calentita sobre el plato aunque los amigos la crean exagerada, en vez de emplear cualquier otra como tonto, lelo o retardado y que después los mismos amigos opinen que uno se ha quedado corto. En realidad no pasa nada grave pero ser idiota lo pone a uno completamente aparte, y aunque tiene sus cosas buenas es evidente que de a ratos hay como una nostalgia, un deseo de cruzar a la vereda de enfrente donde amigos y parientes están reunidos en una misma inteligencia y comprensión, y frotarse un poco contra ellos para sentir que no hay diferencia apreciable y que todo va benissimo. Lo triste es que todo va malissimo cuando uno es idiota, por ejemplo en el teatro, yo voy al teatro con mi mujer y algún amigo, hay un espectáculo de mimos checos o de bailarines tailandeses y es seguro que apenas empiece la función voy a encontrar que todo es una maravilla. Me divierto o me conmuevo enormemente, los diálogos o los gestos o las danzas me llegan como visiones sobrenaturales, aplaudo hasta romperme las manos y a veces me lloran los ojos o me río hasta el borde del pis, y en todo caso me alegro de vivir y de haber tenido la suerte de ir esa noche al teatro o al cine o a una exposición de cuadros, a cualquier sitio donde gentes extraordinarias están haciendo o mostrando cosas que jamás se habían imaginado antes, inventando un lugar de revelación y de encuentro, algo que lava de los momentos en que no ocurre nada más que lo que ocurre todo el tiempo. 
Y así estoy deslumbrado y tan contento que cuando llega el intervalo me levanto entusiasmado y sigo aplaudiendo a los actores, y le digo a mi mujer que los mimos checos son una maravilla y que la escena en que el pescador echa el anzuelo y se ve avanzar un pez fosforecente a media altura es absolutamente inaudita. Mi mujer también se ha divertido y ha aplaudido, pero de pronto me doy cuenta (ese instante tiene algo de herida, de agujero ronco y húmedo) que su diversión y sus aplausos no han sido como los míos, y además casi siempre hay con nosotros algún amigo que también se ha divertido y ha aplaudido pero nunca como yo, y también me doy cuenta de que está diciendo con suma sensatez e inteligencia que el espectáculo es bonito y que los actores no son malos, pero que desde luego no hay gran originalidad en las ideas, sin contar que los colores de los trajes son mediocres y la puesta en escena bastante adocenada y cosas y cosas. Cuando mi mujer o mi amigo dicen eso --lo dicen amablemente, sin ninguna agresividad-- yo comprendo que soy idiota, pero lo malo es que uno se ha olvidado cada vez que lo maravilla algo que pasa, de modo que la caída repentina en la idiotez le llega como al corcho que se ha pasado años en el sótano acompañando al vino de la botella y de golpe plop y un tirón y no es mas que corcho. Me gustaría defender a los mimos checos o a los bailarines tailandeses, porque me han parecido admirables y he sido tan feliz con ellos que las palabras inteligentes y sensatas de mis amigos o de mi mujer me duelen como por debajo de las uñas, y eso que comprendo perfectamente cuánta razón tienen y cómo el espectáculo no ha de ser tan bueno como a mí me parecía (pero en realidad a mí no me parecía que fuese bueno ni malo ni nada, sencillamente estaba transportado por lo que ocurría como idiota que soy, y me bastaba para salirme y andar por ahí donde me gusta andar cada vez que puedo, y puedo tan poco). Y jamás se me ocurriría discutir con mi mujer o con mis amigos porque sé que tienen razón y que en realidad han hecho muy bien en no dejarse ganar por el entusiasmo, puesto que los placeres de la inteligencia y la sensibilidad deben nacer de un juicio ponderado y sobre todo de una actitud comparativa, basarse como dijo Epicteto en lo que ya se conoce para juzgar lo que se acaba de conocer, pues eso y no otra cosa es la cultura y la sofrosine. De ninguna manera pretendo discutir con ellos y a lo sumo me limito a alejarme unos metros para no escuchar el resto de las comparaciones y los juicios, mientras trato de retener todavía las últimas imágenes del pez fosforescente que flotaba en mitad del escenario, aunque ahora mi recuerdo se ve inevitablemente modificado por las críticas inteligentísimas que acabo de escuchar y no me queda más remedio que admitir la mediocridad de lo que he visto y que sólo me ha entusiasmado porque acepto cualquier cosa que tenga colores y formas un poco diferentes. Recaigo en la conciencia de que soy idiota, de que cualquier cosa basta para alegrarme de la cuadriculada vida, y entonces el recuerdo de lo que he amado y gozado esa noche se enturbia y se vuelve cómplice, la obra de otros idiotas que han estado pescando o bailando mal, con trajes y coreografías mediocres, y casi es un consuelo pero un consuelo siniestro el que seamos tantos los idiotas que esa noche se han dado cita en esa sala para bailar y pescar y aplaudir. Lo peor es que a los dos días abro el diario y leo la crítica del espectáculo, y la crítica coincide casi siempre y hasta con las mismas palabras con o que tan sensata e inteligentemente han visto y dicho mi mujer o mis amigos. Ahora estoy seguro de que no ser idiota es una de las cosas más importantes para la vida de un hombre, hasta que poco a poco me vaya olvidando, porque lo peor es que al final me olvido, por ejemplo acabo de ver un pato que nadaba en uno de los lagos del Bois de Boulogne, y era de una hermosura tan maravillosa que no pude menos que ponerme en cuclillas junto al lago y quedarme no sé cuánto tiempo mirando su hermosura, la alegría petulante de sus ojos, esa doble línea delicada que corta su pecho en el agua del lago y que se va abriendo hasta perderse en la distancia. Mi entusiasmo no nace solamente del pato, es algo que el pato cuaja de golpe, porque a veces puede ser una hoja seca que se balancea en el borde de un banco, o una grúa anaranjada, enormísima y delicada contra el cielo azul de la tarde, o el olor de un vagón de tren cuando uno entra y se tiene un billete para un viaje de tantas horas y todo va a ir sucediendo prodigiosamente, el sándwich de jamón, los botones para encender o apagar la luz (una blanca y otra violeta), la ventilación regulable, todo eso me parece tan hermoso y casi tan imposible que tenerlo ahí a mi alcance me llena de una especie de sauce interior, de una verde lluvia de delicia que no debería terminar más. Pero muchos me han dicho que mi entusiasmo es una prueba de inmadurez (quieren decir que soy idiota, pero eligen las palabras) y que no es posible entusiasmarse así por una tela de araña que brilla al sol, puesto que si uno incurre en semejantes excesos por una tela de araña llena de rocío, ¿qué va a dejar para la noche en que den King Lear? A mí eso me sorprende un poco, porque en realidad el entusiasmo no es una cosa que se gaste cuando uno es realmente idiota, se gasta cuando uno es inteligente y tiene sentido de los valores y de la historicidad de las cosas, y por eso aunque yo corra de un lado a otro del Bois de Boulogne para ver mejor el pato, eso no me impedirá esa misma noche dar enormes saltos de entusiasmo si me gusta como canta Fischer Dieskau. Ahora que lo pienso la idiotez debe ser eso: poder entusiasmarse todo el tiempo por cualquier cosa que a uno le guste, sin que un dibujito en una pared tenga que verse menoscabado por el recuerdo de los frescos de Giotto en Padua. La idiotez debe ser una especie de presencia y recomienzo constante: ahora me gusta esta piedrita amarilla, ahora me gusta "L'année dernière à Marienbad", ahora me gustas tú, ratita, ahora me gusta esa increíble locomotora bufando en la Gare de Lyon, ahora me gusta ese cartel arrancado y sucio. Ahora me gusta, me gusta tanto, ahora soy yo, reincidentemente yo, el idiota perfecto en su idiotez que no sabe que es idiota y goza perdido en su goce, hasta que la primera frase inteligente lo devuelva a la conciencia de su idiotez y lo haga buscar presuroso un cigarrillo con manos torpes, mirando al suelo, comprendiendo y a veces aceptando porque también un idiota tiene que vivir, claro que hasta otro pato u otro cartel, y así siempre.

Julio Cortázar