domingo, 26 de abril de 2009

El agujero primordial


Los domingos resultan ser particularmente tristes. De una tristeza lánguida que se arrastra y queda adherida al tejido interno del cuerpo. 
No hay sol ni luna ni calor ni humedad ni ninguna circunstancia climática que logre aminorar la pregnante sensación que se traduce, literalmente, en el fino velo de aquella angustia.
Desde que no tengo cabal memoria, algo se manifiesta deliberadamente ese día. Un fondo constante que pasa desde allí a ser figura diáfana. 
No es que no existía antes; estuvo allí siempre, silencioso y mineral. Pero, de pronto, emerge y se hace claro.
Pasa el tiempo y cambian algunas cosas. El color de los cabellos, la línea de los ojos, el contorno del cuerpo, la fuerza de las manos, algunas perspectivas y formas de ver las cosas, pero siempre está allí: idéntico a sí mismo.
Y en esos momentos, cuando revive y crece y se hace grande y se manifiesta, es cuando no puedo dejar de pensar en lo solos que estamos. Que más allá de cualquier cosa y circunstancia y compañía y acontecimiento y abrazo y mirada y beso y caricia y palabra llena, estamos, aquí, irremediablemente solos. Presas de una soledad imposible de ser dicha con palabras.

sábado, 25 de abril de 2009

Se telefonando


Lo stupore della notte
spalancata sul mar
ci sorprese che eravamo sconosciuti
io e te.
Poi nel buio le tue mani
d'improvviso sulle mie,
è cresciuto troppo in fretta
questo nostro amor.
Se telefonando
io potessi dirti addio
ti chiamerei.
Se io rivedendoti
fossi certa che non soffri
ti rivedrei.
Se guardandoti negli occhi
sapessi dirti basta
ti guarderei.
Ma non so spiegarti
che il nostro amore appena nato
è già finito.
Se telefonando
io volessi dirti addio
ti chiamerei.
Se io rivedendoti
fossi certa che non soffri
ti rivedrei.
Se guardandoti negli occhi
sapessi dirti basta
ti guarderei.
Ma non so spiegarti
che il nostro amore appena nato
è già finito





M.Costanzo - G.De Chiara - E.Morricone

jueves, 16 de abril de 2009

Per negationem


Algunas veces todo parece ser lo que no es.

Cuando uno cree estar donde realmente no está.  Y cree ser lo que no es.

Y luce inexistente cierta legitimación. La verdadera apropiación de sí mismo.

Algunas veces no digo nada porque simplemente no tengo nada que decir. Y otras tantas, callo porque no querrías escuchar lo que tengo que expresar.

Y esta ausente cierta garantía. La verdadera certidumbre de tenerse a sí mismo.

Algunas veces pienso que el tiempo ya pasó. Y otras pocas, me seduce el largo plazo que nunca es largo ni es pautado.

Algunas veces todo parece lo que no es.

Y entonces, no sé quién soy. Y es en esa eternidad cuando, per negationem, soy Eso, ahí, en ese instante.

lunes, 6 de abril de 2009

A tono

Creyeron estar juntos en el mismo momento en que ella pensó en abandonarlo y en el preciso instante en que él reflexionó sobre dejarla.

sábado, 4 de abril de 2009

Vuelo sin orillas

Abandoné las sombras,
las espesas paredes,
los ruidos familiares,
la amistad de los libros,
el tabaco, las plumas,
los secos cielorrasos;
para salir volando,
desesperadamente.

Abajo: en la penumbra,
las amargas cornisas,
las calles desoladas,
los faroles sonámbulos,
las muertas chimeneas
los rumores cansados,
desesperadamente.

Ya todo era silencio,
simuladas catástrofes,
grandes charcos de sombra,
aguaceros, relámpagos,
vagabundos islotes
de inestable riberas;
pero seguí volando,
desesperadamente.

Un resplandor desnudo,
una luz calcinante
se interpuso en mi ruta,
me fascinó de muerte,
pero logré evadirme
de su letal influjo,
para seguir volando,
desesperadamente.

Todavía el destino
de mundos fenecidos,
desorientó mi vuelo
-de sideral constancia-
con sus vanas parábolas
y sus aureolas falsas;
pero seguí volando,
desesperadamente.

Me oprimía lo flúido,
la limpidez maciza,
el vacío escarchado,
la inaudible distancia,
la oquedad insonora,
el reposo asfixiante;
pero seguía volando,
desesperadamente.

Ya no existía nada,
la nada estaba ausente;
ni oscuridad, ni lumbre,
-ni unas manos celestes-
ni vida, ni destino,
ni misterio, ni muerte;
pero seguía volando,
desesperadamente.
Oliverio Girondo

miércoles, 1 de abril de 2009

Pasional

No sabrás, nunca sabrás  
lo que es morir mil veces  
de ansiedad;  
no podrás nunca entender  
lo que es amar y enloquecer.  
Tus labios que queman,  
tus ojos que embriagan  
y que torturan mi razón...  
Sed que me hace arder  
y que me enciende el pecho de pasión.  
Estás clavada en mí,  
te siento en el latir  
abrasador de mis sienes,  
te adoro cuando estás y  
te amo mucho más  
cuando estás lejos de mí.  

Así te quiero, dulce vida de mi vida..  
Así te siento, sólo mía, siempre mía...  

Tengo miedo de perderte,  
de pensar que no he de verte...  
¿Por qué esa duda brutal?  
¿Por qué me habré de sangrar,  
si en cada beso te siento desmayar?  

Sin embargo me atormento  
porque en la sangre te llevo;  
y en cada instante, febril y amante  
quiero tus labios besar.  
¿Qué tendrás en tu mirar,  
que cuando a mí tus ojos levantas  
siento arder en mi interior  
una voraz llama de amor?  

Tus manos desatan caricias que me atan  
a tus encantos de mujer...  
¡Sé que nunca más podré  
arrancar del pecho este querer!  

Te quiero siempre así...  
estás clavada en mí  
como una daga en la carne  
ardiente y pasional  
y temblando de ansiedad  
quiero en tus brazos morir.


 
Letra: Mario Soto

Musica: Jorge Caldara