martes, 8 de julio de 2008

Conjugaciones. JOP.



Hay veces en que todas las fuerzas del universo parecen conjugarse misteriosamente para enlazar los acontecimientos de un modo tan ajustado y preciso, que cuesta creer en las casualidades.
Si él no hubiera venido en noviembre desde Lima a estudiar y vuelto a partir en febrero para solucionar unos pendientes importantes y vuelto a regresar en marzo, y si aquella extraviada relación no hubiera producido en él en marzo esa particular claustrofobia que generan las inseguridades de los otros derramadas sobre nosotros, y si ella no hubiera nacido en esta ciudad y decidido vivirla plenamente a pesar de la seducción de otros paraísos y no hubiera salido aquella noche de julio luego del plantón habitual de su amiga más cercana, y si él no hubiera sacrificado horas de descanso luego de los exámenes de fin de cuatrimestre, no se hubieran cruzado en la línea recta de sus miradas en el momento preciso en que ella atravesó el bar oscuro y bullicioso mientras él aguardaba acodado en la barra, porque entonces jamás hubieran podido amarse como lo hicieron esos días.
Y si él no hubiera tenido que realizar el viaje ya programado a los Estados Unidos a visitar a sus primos esos veinte días de julio y ella hubiera tenido seguridad en su regreso limpio y transparente, y él hubiera confiado en la espera paciente de ella aquí en medio de sus actividades cotidianas, tal vez, solo tal vez, estarían amándose todavía al abrigo de las promesas realizadas, como lo hicieron aquellos días promisorios.